Aprendo de todo músico o música que me ayude a perfeccionarme con un alto nivel de exigencia, sea a nivel compositivo, conceptual o técnico. Por tanto, escucho, a diario, buena parte de las denominadas músicas del mundo (griega, africana, hispanoamericana, etc.), en consonancia con mi interés por la etnomusicología, además de clásico, jazz, etc. En el marco concreto del Flamenco, siempre he estudiado, con detenimiento y dedicación, los referentes clásicos tanto en la guitarra (Montoya, Sabicas, Niño Ricardo, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar…) como en el cante: Manuel Torre, Tomás y Pastora Pavón, Antonio Chacón, Antonio Mairena, Caracol, etc., hasta los actuales como Agujetas o Enrique Morente. Y en lo que hace a la música clásica, desde el contrapunto barroco de Bach y su estilo fugado hasta la recepción de esta línea en la Fugata de Astor Piazzolla o el clásico-contemporáneo de Schöenberg –con su lectura, por añadidura, de la Pasión según san Mateo de Bach en su Tratado de armonía–, Olivier Messiaen, Xenakis, Penderecki, Philip Glass o Leo Brouwer, con el que he realizado cursos de especialización de composición para guitarra.
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