Jethro Tull – The Zealot Gene (crítica)

Jethro Tull – The Zealot Gene (crítica)

Escrito por: David López   @FyDescritura    29 enero 2022    4 minutos

Jethro Tull ha vuelto a ser el nombre que Ian Anderson ha elegido para un nuevo disco que nos devuelve a uno de los mejores compositores de la historia.

Jethro Tull ha vuelto a ser el nombre que Ian Anderson ha elegido para un nuevo disco que nos devuelve a uno de los mejores compositores de la historia. El viejo flautista gruñón ha terminado publicando un disco grabado en 2019 que ha sido rematado en estos últimos tiempos.

El resultado, en términos generales, es sorprendente y ha superado nuestras expectativas más optimistas. Ian está en plena forma y la banda brilla más que nunca demostrando que por algo llevan ya décadas con un músico increíble y único.

Jethro Tull The Zealot Gene Vinyl Boxset 2

«Mrs. Tibbets» enlaza muy bien con el sonido de TAAB2 y contiene matices que recuerdan a otras épocas del grupo. La flauta tan excepcional como en el resto del disco. El uso del reverb beneficia a la voz de Ian. Sin duda, puede ser uno de los cuatro temas que Anderson anunciaba que tocarían en directo en la gira que pasará por España en marzo y en junio de este año.

«Jacob’s Tales» mezcla la armónica con la acústica a la perfección. Es uno de esos cortos marca de la casa que solo puede componer Ian. El tratamiento de la melodía es excepcional. Los matices sonoros de un tema aparentemente tan simple nos ponen los pelos de punta.

«Mine Is The Mountain» es una de las gemas del disco. El inicio es lento y pesado basándose en un teclado bastante siniestro. La voz va recitando y aumentando octavas hasta que la flauta rompe la calma. Cada estrofa es como un papel que va desenvolviendo al regalo que supone este temazo. Los contrastes entre las partes lentas y las más duras son para enmarcar. Vuelve la épica, las letras mágicas y cierto regusto al antedicho disco. Genial Scott a la batería y la banda en general.

«The Zealot Gene» sorprendió a muchos por su riff machacón y por ser un single bastante acertado. Refleja muy bien la última época de los discos en solitario de Ian. «Shoshana Sleeping» fue el primer tema de adelanto y parece casi una continuación del anterior. Ambos mantienen la calidad.

El tercer single fue «Sad City Sisters» , un corte acústico que incluye todo lo que te esperas de Jethro Tull y que incluye acordeón a lo Secret language of birds para mayor regocijo. Imprescindible. «Barren Beth, Wild Desert John» la escuchas y sabes que esconde algo excelente. La rabia inicial, los arreglos clásicos, el rock y la forma de encajar sus partes la convierten en otro de los mejores momentos del álbum.

«The Betrayal Of Joshua Kynde» mezcla casi el jazz con el rock. Tiene un punto la canción que no deja de sorprender y eso que a la primera escucha no entra a la primera. «Where Did Saturday Go?» es otro corte acústico. En este caso se prefiere más un sonido más limpio, el recuerdo de TAAB2 regresa y también de otros clásicos de la banda. Inconmensurable.

«Three Loves, Three» es la más setentera de todas con ese regusto clásico que no puede faltar y que confirma que Anderson bebe de sus propias fuentes. «In Brief Visitation» comienza doblando la guitarra con la flauta. Si le siguen la acústica, la letras marca de la casa, una melodía bastante trabajada y un buen gusto impresionante, será complicado que no te emociones. Decía un colega en Facebook que este es el tipo de temas que Martin Barre escuchará para llorar mientras espera que Ian vuelva a llamarle. Qué maravilla. Se termina la fiesta con «The Fisherman Of Ephesus» que comienza con cierto aire marcial y casi reuniendo los mejores momentos del disco. Impresionante de principio a fin.

Ni hemos sido objetivos, ni falta que nos hace. Ser apasionado no es ningún delito y más si no nos pagan por hablar bien de un grupo concreto. Cuando un señor con setenta y tantos años se marca un disco así es para quitarse el sombrero. Si, además, adelanta que a finales de marzo de 2023 se editará su próximo disco y en verano la versión deluxe de The Broadsword and the beast es ya para ponerle un monumento. Y eso que no quiere que nos acerquemos a él por motivos sanitarios. Ojalá que Anderson siga siendo músico por muchos años. Disco de obligada escucha si te gusta el rock.

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