Ian Anderson medita sobre su futuro como músico

Ian Anderson tiene claro que «encontrar la perfección entre lo que puedes hacer y lo que te exige el público no es nada fácil».
Añade que «me mueven dos cosas: la desesperación y el entusiasmo. Este último siempre lo tuve, pero la desesperación me viene porque soy un tipo viejo que sabe que antes o después no podré seguir haciendo lo que hago». Parece lógica su deducción, pero parece que le queda todavía cuerda para algunos años.
Respecto a cómo compone añade que «cuando tengo algo, una idea, un título, una canción o algo conceptual es ya como una bola de nieve imparable». En los últimos años, Anderson ha pasado por varios problemas de salud. En 2017 fue diagnosticado con EPOC, aunque parece que ha mejorado algo.
«Es una enfermedad muy seria que te lleva por un resbaladizo camino hacia la muerte. En 2022 se diagnosticó como asma. Me dijeron has sido asmático toda tu vida y no lo sabías, pero de ahí vienen todos tus problemas con los bronquios. Ahora, me tomo la medicación religiosamente y he mejorado mucho en estos dos años. Creo que tengo más capacidad pulmonar a la hora de respirar, cantar y tocar la flauta».
Nadie duda de que la voz de Anderson es algo que comenzó a desaparecer en 1985 y que en los últimos conciertos que le hemos visto por aquí dejaba muchísimo que desear. En su último disco parece mejorar, pero porque los temas son de hace más de 20 años con ligeros retoques en el estudio.
Respecto a su forma de tocar la flauta aclara que «no practico a diario, pero sí cada dos días. A mi edad, la musculatura de los dedos y el cerebro pueden no acordarse de dónde tienen que pulsar. La embocadura y el control del labio inferior no son tan buenos porque los músculos pierden elasticidad. James Galway, el famoso flautista, me dijo: ensayo más cuanto más viejo soy. Hay que dedicarle horas».
Tras repetir la historia de por qué eligió la flauta y no la guitarra eléctrica, comenta que «Chris Wood de Traffic también tocaba la flauta y había un tío en King Crimson que hacía lo mismo. De Ray Thomas pienso que no arriesgaba mucho, pero su solo en «Nights in white satin» es excelente. Cuando Justin Hayward estuvo en uno de los conciertos que organizo, este fue en la catedral de Canterbury, tocamos esa canción y por fin toqué ese solo. Me emocioné mucho».
Indica sobre su día a día que «quiero tener más capacidad que mi ordenador portátil. Creo que los músicos somos como niños grandes que tenemos la suerte de no haber trabajado nunca de ocho a tres. Esto te hace apreciar lo que tienes. Tocar ante el público, viajar por el mundo, ver algo que quizá soñaste está conectado con cierto grado de éxito como músico».
Anderson estará el siete de mayo en Barcelona, el 12 de julio en Jerez de la Frontera y el 20 de julio en Alicante. Entradas ya a la venta.
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